Boiler Room.
Alguien me acarició la espalda, me desperté antes de que pudiera mirarle a los ojos. Virginia Paradise
Texto
En la propuesta más joven de la actual programación, enmarcada en nuestro espacio para proyectos Boiler Room, presentamos a Virginia Paradise, artista que vuelve a la galería tras haber participado en nuestra Open Call en 2017.
Su trabajo, dedicado desde aquel entonces a la cerámica, ha seguido una línea de investigación en la que confronta la manifestación de su inconsciente con el acto creativo, y es, en la ductilidad de este material, que encuentra el medio para dar cuerpo a esos elementos simbólicos que aparecen en sus sueños. A modo de fragmentos de ficción y realidad desdibujados por la noche, la artista construye en el ejercicio de recordarlos, una serie de arquetipos, cercanos a patrones e imágenes universales, que forman parte, de alguna manera, del inconsciente colectivo.
La frase que da título a la exposición es la descripción de uno de esos sueños y da fe de aquello que sucede a espaldas en estos espejismos, eso que se percibe, pero no se alcanza a ver, el misterio que ello suscita y el anhelo siempre incumplido de poder desvelarlo.
En este sentido de búsqueda de la visión, los ojos aparecen como símbolo predominante en todo el proyecto. Entendidos como puertas lindantes entre el mundo visible y aquel otro intangible, sujetos a la dualidad determinada por la luz, la oscuridad, el blanco, el negro. Esta dualidad que aparece, es susceptible de ser alquimizada por la presencia de un tercer concepto que posibilite triangular la polaridad. Así es que, el color es introducido por la artista en las piezas centrales, como tercer elemento de quiebre. El número 3 toma entonces en el conjunto de estas obras una dimensión física y simbólica, estando presente también desde la construcción estructural de cada pieza. Este número, según varias creencias y culturas, posee un carácter sagrado y se encuentra en todas las probables explicaciones de los misterios del universo.
Virginia Paradise, se presenta aquí como una alquimista de sus propios sueños, materializando las expresiones de su espíritu en un conjunto de signos que la guían en el hacer. Nos muestra un ápice de los enigmas de su vasto mundo interior. Dejándonos entrar por un instante en ese lugar que hasta el momento solo existía en esos sueños, pero ahora existe también en esta sala, para ser explorado y descubierto por nosotros.