Imagen, sombra, fantasma, rombo. José Miguel Pereñíguez
Nota de prensa
Luis Adelantado se complace en presentar la exposición Imagen, sombra, fantasma, rombo. Se trata de una exposición en la que los artistas —Rubén Guerrero y José Miguel Pereñíguez— se diluyen en un diálogo entre la pintura y la escultura para la apertura de la temporada de galerías de Valencia.
La exposición se plantea como una aproximación contemporánea a rituales ancestrales, aunando una lectura pictórica y una lectura escultórica. La exposición se plantea alrededor de la pieza Tegulae, un hallazgo sobre el que ambos artistas han trabajado desde sus distintas perspectivas. La obra en sí, es una reconstrucción en madera de una serie de tejas romanas planas, basadas en una original de cerámica que Rubén regaló a José Miguel hace algún tiempo.
Este objeto se utlizaba en los más humildes rituales romanos de enterramiento, y para Rubén y José Miguel referencia la ruptura del uso funcional de algunos objetos cotidianos, en aras de un uso que roza lo místico y por ende, lo artístico. El propio título de la exposición Imagen, sombra, fantasma, rombo tiene un significado poliédrico, ya que en la lengua de los indios del Chaco, todas estas palabras significan lo mismo. Para los artistas esta riqueza lingüística se aproxima a la abstracción geométrica, que según sus propias palabras es afín a la obra de ambos.
Para la que será su tercera exposición en la galería, el pintor Rubén Guerrero presenta una selección de sus últimos lienzos, obras en las que pone a prueba nuestra capacidad de análisis y nuestra percepción.
Y es que los motivos de Rubén son otros. Su búsqueda reside en la pintura como materia, pero también como liturgia. Sus lienzos tienen una naturaleza figurativa, sin embargo plasman fragmentos de realidad sesgados, ampliados, retorcidos y meditados hasta un extremo tal, que les lleva a transformarse en cualquier otra realidad, pero siempre a una distancia considerable de lo que podemos percibir a simple vista.
Las imágenes de Rubén se componen por lo tanto, de realidades fragmentadas que llevadas a las dos dimensiones, construyen una realidad paralela en la que cada plano se compone de cientos de capas, realidades y eminentemente; materia. Porque la materia, en cierta medida opaca el lienzo convirtiéndolo en un mero soporte.
Para José Miguel Pereñíguez será su primera exposición en la galería y su propuesta se compone de una serie de piezas escultóricas y dibujos al carboncillo de un gran misticismo.
El artista genera un tipo de objetos que están a medio camino entre instrumentos musicales y objetos de culto. En el caso de los objetos (funcionales o «funcionables») que produce, se ponen en marcha toda una serie de respuestas mentales y materiales a problemas de orden visual, formal o lingüístico, respuestas fundadas en la lógica, pero no en la que asegura su eficacia utilitaria o retórica, sino en la de un raro sistema de equivalencias y tabúes que subvierte a la anterior como el delirio a la consciencia.
De un modo similar, en los dibujos, la geometría o la mímesis conduce como si se tratara de unos protocolos de actuación donde los elementos a considerar (punto, recta, plano y sus relaciones de un lado; definición, gradación del tono, contraste entre fondo y figura, por otro) han de respetar ciertos requisitos para que esa imagen quede investida de una consistencia secreta, casi esotérica.