Boiler Room . Palpentes. Rubén M. Riera
Palpentes, 2019. Boiler Room. Vista general
Gravetat, 2018. Barniz, resina y cristal. 22 x 30 cm / Divertimento, 2019. Barniz y cristal. 76 x 145 x 0,6 cm
Palpentes, 2019. Boiler Room. Vista general
Palpentes (Detalle), 2018. Barniz y cristal. 110 x 100 x 15 cm
Palpentes, 2019. Boiler Room. Vista general
L’espill, 2019. Barniz, resina y cristal. 95 x 145 x 0,6 cm
Palpentes, 2019. Boiler Room. Vista general
Cristal de piel, 2019. Barniz, resina y cristal. 22 x 30,5 x 0,4 cm
Cristal de piel (Detalle), 2019. Barniz, resina y cristal. 22 x 30,5 x 0,4 cm
Boiler Room . Palpentes. Rubén M. Riera
Actividad realizada con la ayuda del Ministerio de Cultura y Deporte
Nota de prensa
Luis Adelantado se complace en presentar Palpentes, una instalación pictórica del artista Rubén M. Riera en la que indaga acerca del cambio producido en las relaciones humanas tras la aparición de las pantallas táctiles y su aplicación en los diferentes dispositivos móviles.
La muestra recoge las huellas reológicas en la era de la exposición mediática, donde la noción de transparencia hace que todo tenga que ser irremediablemente expuesto. El cristal ya no es un obstáculo para acceder a la información del mundo, sino que, por el contrario, funciona como la nueva espiritualidad del conocimiento y la producción tecnológica.
La interacción entre el cristal y el material viscoso queda escenificada, en su propósito de exhibición, como un desplazamiento donde lo producido se sustituye por el gesto productor, abriendo un régimen de visibilidad cuyo registro hace que todos los procesos de derrame y expansión queden detenidos, y, por tanto, disponibles, a la transparencia del cristal.
Sujetos como estamos a este nuevo régimen donde la actividad productiva no queda completa si no es visible, cabe preguntarse si esta exterioridad forzada propia del capitalismo postfordista no es la responsable de que estemos sometidos a un mero circular de la información, como condenados a la pantalla cuyas interacciones, lógicas y afectos terminan por marcar con la fútil huella de grasa el espacio revelador de la visión expositiva.
